lunes, 5 de septiembre de 2011

Los niños SI comen cuento, por eso es tan importante lo que les contemos.

viernes, 9 de julio de 2010

VIDEO DE MIS ESTUDIANTES COLOREANDO Y LEYENDO


miércoles, 7 de julio de 2010


(Tomado de www.cuentosparadormir.com)


EL CUENTO DEL DRAGON NUBE


En las oscuras tierras de las brujas y los trolls, vivía hace mucho tiempo el dragón más terrible que nunca existió. Sus mágicos poderes le permitían ser como una nube, para moverse rápido como el viento, ser ligero como una pluma y tomar cualquier forma, desde una simple ovejita, a un feroz ogro. Y por ser un dragón nube, era el único capaz de lanzar por su boca no sólo llamaradas de fuego, sino brillantes rayos de tormenta.

El dragón nube atacaba aldeas y poblados sólo por placer, por el simple hecho de oír los gritos de la gente ante sus terribles apariciones. Pero únicamente encontraba verdadera diversión cada vez que los hombres enviaban a alguno de sus caballeros y héroes a tratar de acabar con él. Entonces se entretenía haciendo caer interminables lluvias sobre su armadura, o diminutos relámpagos que requemaban y ponían de punta todos los pelos del valiente caballero. Luego se transformaba en una densa niebla, y el caballero, sin poder ver nada a su alrededor, ni siquiera era consciente de que la nube en que estaba sumergido se elevaba y echaba a volar. Y tras jugar con él por los aires durante un buen rato, hasta que quedaba completamente mareado, el dragón volvía a su forma natural, dejando al pobre héroe flotando en el aire. Entonces no dejaba de reír y abrasarlo con sus llamaradas, mientras caía a gran velocidad hasta estamparse en la nieve de las frías montañas, donde dolorido, helado y chamuscado, el abandonado caballero debía buscar el largo camino de vuelta.

Sólo el joven Yela, el hijo pequeño del rey, famoso desde pequeño por sus constantes travesuras, sentía cierta simpatía por el dragón. Algo en su interior le decía que no podía haber nadie tan malo y que, al igual que le había pasado a él mismo de pequeño, el dragón podría aprender a comportarse correctamente. Así que cuando fue en su busca, lo hizo sin escudo ni armaduras, totalmente desarmado, dispuesto a averiguar qué era lo que llevaba al dragón a actuar de aquella manera.

El dragón, nada más ver venir al joven príncipe, comenzó su repertorio de trucos y torturas. Yela encontró sus trucos verdaderamente únicos, incluso divertidos, y se atrevió a disfrutar de aquellos momentos junto al dragón. Cuando por fin se estampó contra la nieve, se levantó chamuscado y dolorido, pero muy sonriente, y gritó: “ ¡Otra vez! ¡Yuppi!”.

El dragón nube se sorprendió, pero parecía que hubiera estado esperando aquello durante siglos, pues no dudó en repetir sus trucos, y hacer algunos más, para alegría del joven príncipe, quien disfrutó de cada juego del dragón. Éste se divertía tanto que comenzó a mostrar especial cuidado y delicadeza con su compañero de juegos, hasta tal punto, que cuando pararon para descansar un rato, ambos lo hicieron juntos y sonrientes, como dos buenos amigos.

Yela no sólo siguió dejando que el dragón jugara con él. El propio príncipe comenzó a hacer gracias, espectáculos y travesuras que hacían las delicias del dragón, y juntos idearon muchos nuevos trucos. Finalmente Yela llegó a conocer a la familia del dragón, sólo para darse cuenta de que, a pesar de tener cientos de años, no era más que un dragón chiquitito, un niño enorme con ganas de hacer travesuras y pasarlo bien.

Y así, pudo el príncipe regresar a su reino sobre una gran nube con forma de dragón, ante la alegría y admiración de todos. Y con la ayuda de niños, cómicos, actores y bufones, pudieron alegrar tanto la vida del pequeño dragón, que nunca más necesitó hacer daño a nadie para divertirse. Y como pago por sus diversiones, regalaba su lluvia, su sombra y sus rayos a cuantos los necesitaban.


Autor.. Pedro Pablo Sacristan

viernes, 2 de julio de 2010

Tomado de: http://www.google.com.co/search?sourceid=navclient&aq=4h&oq=&hl=es&ie=UTF-8&rlz=1T4SKPB_esCO369CO371&q=carreras+infantiles


LA IMPORTANCIA DE CONTARLES CUENTOS A LOS NIÑOS



Los relatos potencian la imaginación y afectividad de los niños, a pesar de ello, la costumbre de contar historias a los más pequeños apenas perdura en algunos hogares.

Todavía las palabras «Érase una vez...» provocan efectos mágicos. Sin efectos especiales proyectados en una pantalla gigante. Sin imágenes animadas con las más modernas tecnologías. Sólo con la palabra y su misterioso hechizo, el cuento oral ejerce un poderoso y gratificante influjo sobre quien lo escucha, especialmente si se trata de un niño.

De las pérdidas que acarrean la vida moderna y sus prisas, una de las más dolorosas es la del hábito de contar cuentos a los niños. La costumbre de narrar historias a los más pequeños apenas perdura en algunos hogares, ha sido delegada a la televisión, a los profesores de guardería o a los cuentacuentos profesionales. «No me doy maña para eso», «Apenas me queda tiempo», «Qué les voy a contar yo que no lo puedan oír mejor por otros medios», se dicen muchos padres y madres que han renunciado a hacerlo.



COMUNICACION AFECTIVA


No es bueno infravalorarse. El valor de la narración oral no reside tanto en la originalidad de los argumentos ni en la habilidad recitativa del narrador. El niño que oye cuentos de boca de sus padres o de sus madres participa, por encima de todo, de una comunicación afectiva con sus seres de referencia.
El niño siente que le dedican un tiempo especial a él solo o junto con sus hermanos, y que en ese instante le están haciendo el regalo de su voz y su pensamiento. Por un rato quedan abolidas las órdenes, los consejos, los cuidados materiales que comporta el papel de padres. Con independencia de su calidad literaria, el cuento se convierte en un puente maravilloso de comunicación en la complicidad de lo inusitado, de lo distinto, entre unos adultos que se convierten en niños y unos niños que perciben cómo el adulto, a veces tan lejano, penetra en su mundo personal.

Los elementos de repetición (palabras, objetos) dan consistencia al cuento en tanto que aportan anclajes para que el receptor no pierda el hilo de la historia, aparte de ser muy del gusto de los oyentes.


A CADA EDAD SU CUENTO


Está comprobado que los cuentos favorecen la adquisición del lenguaje, infunden confianza en los propios recursos, despiertan curiosidad por el aprendizaje de cosas nuevas y liberan la imaginación y la afectividad del niño. El hecho de verse acompañados en sus fantasías por los padres les aporta seguridad; por eso no hay que temer a las historias de miedo ni a aquéllas que plantean conflictos de cierta crudeza. Por supuesto, cada edad tiene sus límites. Los padres atentos se percatan enseguida de cuándo un relato sobrepasa las capacidades del niño y cuándo se adecua a sus gustos e intereses.
Son preferibles, no obstante, los cuentos que se abran a universos imaginativos donde ocurran hechos singulares. La lógica del relato no ha de estar en su sujeción a la realidad, sino en su coherencia interna: por ejemplo, si el protagonista persigue una meta, el final debe mostrar que la alcanza. Los elementos de repetición (palabras, objetos) dan consistencia al cuento en tanto que aportan anclajes para que el receptor no pierda el hilo de la historia, aparte de ser muy del gusto de los oyentes. Todo buen relato ha de llevar, asimismo, cierta carga de aventura en el sentido de desafío, sin que eso signifique que haya de discurrir en el espacio intergaláctico o presentarse erizado de obstáculos descomunales: basta con que coloque a los personajes frente a situaciones problemáticas.
A partir de ahí, la técnica del relato oral queda enriquecida si se acompaña de gestos, cambios de voces y de entonación, pausas suspensivas y otros elementos extralingüísticos. Son muy eficaces las preguntas al oyente en un momento dado, pues lo involucran más en la historia. Pero todo ello sin teatralizar excesivamente un proceso que debe estar presidido por el poder de la palabra.

lunes, 21 de junio de 2010

Los cuentos para niños

LA IMPORTANCIA DE CONTARLES CUENTOS A LOS NIÑOS



Contarle cuentos a los pequeños es un hábito que quedo en el pasado, allá con nuestros padres y abuelos; una clásica escena que se quedo atrapada en el televisor.
Hoy los padres estamos tan saturados de tareas que no nos queda tiempo para nuestros hijos, y mucho menos para leerles un cuento antes de dormir.

El leerle un cuento nuestros hijos todas las noches es más que una simple actividad para arrullarlos, puede beneficiarles de manera importante tanto a ellos como a nosotros, por ejemplo ¿sabías que al leerle estimulas su lenguaje e imaginación?, ¿consigues relajarte y relajarlo creando unos lazos más fuertes entre ambos?
Y éstos tan sólo son algunos de los beneficios que tiene esta actividad, te puedo mencionar más:




El escuchar cuentos hace a los niños más reflexivos, ya que en éstos siempre encontraremos un mensaje que los lleve a comprender la forma en que deben actuar y comportarse, a saber distinguir entre lo bueno y lo malo.
Le ayuda a combatir sus propios temores. En muchos de los cuentos el niño se puede identificar con las emociones de los protagonistas, y el conocer el desenlace y lo que le va ocurriendo a lo largo de la historia, supone tener argumentos para afrontar sus propios miedos, con una sensación de mayor control.
El cuento es una de las bases para el desarrollo intelectual del niño, al contarle una historia podemos lograr que entienda las cosas con más rapidez, que su cerebro trabaje con mayor certeza.
Se estimula su memoria y sus ganas de expresarse.
Desarrolla y amplían las capacidades de percepción y comprensión del niño.
Amplían su sensibilidad.
En niño se siente feliz porque su padres estan con él, dedicándole un tiempo para atenderlo y mimarlo.
Fomenta la lectura y el amor por los libros en nuestros hijos, ya que el interés que les despiertan las historias mágicas y llenas de aventura plasmadas en esas páginas, aumentan sus ganas de conocer más relatos, por eso es fácil que acaben amando la lectura.
El niño aprende más palabras, su vocabulario es más amplio y este aspecto le ayudará muchísimo posteriormente, porque podrá leer mucho mejor y por consiguiente tener un mejor desempeño escolar.
Los niños a quienes sus padres frecuentemente les leen cuentos, saben escuchar y poner a tención, elementos muy necesarias para un buen aprendizaje.
Es una medida muy efectiva para tranquilizar a los niños sobre todo cuando los vemos muy inquietos y/o ansiosos.
ayuda a sus hijos a conciliar el sueño y les prepara para que descansen como es debido.
A través del cuento podemos llegar a relacionarnos tanto con nuestros hijos, que podemos ganarnos su confianza para que así como nos cuentan sobre las cosas cotidianas que les suceden también sobre situaciones difíciles que estén viviendo, pudiéndolos orientar y apoyar.
Aunque no lo crean padres de familia, a través de lectura de cuentos nuestros hijos pueden aprender sobre historia, la vida humana y animal; letras, colores, números, palabras en otro idioma, etc. sin que les resulte aburrido.
¿ Cómo contarle cuentos a tus hijos ?



Para que la hora de contar un cuento sea un momento muy esperado por los niños y tenga en ellos los efectos positivos que les hemos mencionado anteriormente, debemos tomar en cuenta lo siguiente:


Elijan un lugar cómodo y suficientemente iluminado para leer.
Procura que el momento de leerle a tu hijo sea mágico, hacerlo un rito que tanto él como tú esperen con ansia y agrado.
Cuenta el cuento con alegría y entusiasmo para que atraigas la atención del niño, logre comprender la historia, y capte el mensaje. Y cuando el niño te pida que vuelvas contárselo, debes hacerlo con la misma emoción.
Sobre todo en niños muy pequeños, es importante repetir varias veces las diferentes escenas del cuento procurando utilizar las mismas palabras.
Permite que conforme se este contando el cuento, el niño pueda ver las ilustraciones.
Mientras lees fíjate en las reacciones del niño y sus movimientos, y si es necesario haz pausas todas las veces que sea necesario para escuchar sus preguntas o para comprobar si está entendiendo el relato.
Deja que el niño participe lo más posible, tanto a la hora de elegir el cuento a leer (te puede dar muchas pista esa elección, sobre sus intereses o preocupaciones), como a la hora de las interrupciones.
Cuando el niño esté cansado no lo obligues a continuar, ya que dejará de ser una actividad gratificante para él.
Algunas veces lean cuentos y otras escúchenlos, esto además de ser diferente te ubicará a la altura del niño que escucha, y eso creará una corriente afectiva y de gran complicidad entre los dos.
En otro momento del día, pídele a tu hijo que dibuje alguno de los personajes o escenas del cuento que hayan leído el día anterior. Eso trazos que pueden parecerte garabatos tienen grandes mensajes, ya que allí quedarán expresados los miedos, las expectativas y los intereses que le mueven.
Otra forma de saber su reacción hacia el cuento es hacerle preguntas al niño relacionadas con el relato, como por ejemplo si le gusto, que le pareció, quienes estaban en el cuento, etc.
Eligiendo cuentos



Sigue estos sencillos consejos para elegir el cuento más adecuado para tu hijo.


Para iniciarse en el mundo de los cuentos, se sugieren los que están relacionados con la tradiciones y el folklore.
Los cuentos de hadas ahuyentan pesadillas y temores nocturnos. El niño adquiere seguridad en sí mismo cuando comprueba que el protagonista ha sido capaz de vencer al lobo o a la bruja.
Los cuentos que comienzan con la tradicional frase "Había una vez", tienen una gran fuerza evocadora. Tienen el poder de introducir al niño en un mundo diferente.
Los libros con imágenes, viñetas o pictogramas provocan en el niño el deseo de comenzar a leer.
Los cuentos populares que tratan temas y costumbres de nuestra sociedad ayudan al niño a conocer las tradiciones ancestrales.
Cuentos para cada edad




A la edad de los dos años y medio, debemos empezar con los cuentos ilustrados.
A los 3 años, debemos elegir cuentos que nos relaten historias sencillas y claras en cuanto a la idea y el lenguaje empleado. La acción debe ser lineal y no demasiado larga, ya que la capacidad de atención no está desarrollada a esta edad. ( Es importante que los cuentos no tenga un número excesivo de personajes).
4 años: Los cuentos apropiados para esta edad son los que intervienen personajes fantásticos, objetos extraños que hablan y se mueven, países maravillosos o ciudades encantadas.
A los 5 años los niños prefieren personajes y situaciones más reales. Les gustan los protagonistas que son niños como ellos con los que puede identificarse. Esta es una buena oportunidad para introducir valores morales en las narraciones, precisamente gracias a esta identificación.
A partir de los 8 años los libros de aventuras y detectives incluidos les encantan. Éstos tipos de cuentos son muy útiles para trabajar ciertos valores ( empatía, solidaridad, amor, respeto, etc.).
Desde los 12 años: En esta etapa lo misterioso y desconocido les fascina. Es recomendable novelas realistas que traten temas como el primer amor, los conflictos personales; novelas que reflejan realidades de su entorno social y que pueden ser utilizadas para seguir trabajando y reforzando valores.
Es cierto que los padres en su mayoría y por cuestiones de trabajo no disponemos de mucho tiempo para nuestros hijos, y lo único que queremos al final del día es llegar a casa y descansar; sin embargo déjame decirte que existen otras formas que también nos pueden ayudar a relajarnos como por ejemplo leerles a nuestros hijos. Recuperemos los hábitos de las generaciones pasadas y cuéntale cuentos a tus hijos.

miércoles, 2 de junio de 2010